Historias del jardín.
La sombra verde oscura, diálogo entre el saltamontes y la libélula roja.
Técnica mixta sobre tablero de madera laminada. 60x30 cm.
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Detalle del anterior 01
Detalle del anterior 02
Detalle del anterior 03
Detalle del anterior 04
Detalle del anterior 05
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Sin propósito aparente.
El mirlo ligero de peso, elegante pero estrafalario, luciendo a diario su esmoquin negro, en las distancias cortas, corre mejor que vuela.
Por los entresijos del jardín, con rápidas zancadas atraviesa veloz la casi impenetrable maraña de brisa congelada. Con las alas plegadas y el pico amarillo en ristre. Como una sombra corre por la sombra verde oscura. Inquieto, atiende afanoso sus tareas sin descubrir propósito.
De noche el macho canta semiescondido proclamando apasionado romanzas de primavera. ¿Donde aprendió a cantar, quién entendiera su lenguaje?
¿Quién enseña a las abejas?
Al comienzo de la primavera la glicinia rompe el sueño invernal floreciendo espectacularmente en un derroche de color y aroma barato.
Modestas y solitarias reinas de abejorros azules, y de franjas amarillas y negras, acuden recién despiertas.
Olvidados los sueños y pesadillas de todo un invierno, delirantes, hambrientas, únicas supervivientes de sus especies, comparecen para recoger el primer polen y buscan sin éxito, escudriñando con desvergüenza el seno azul, blanco y amarillo, de las flores, los nectarios que promete su intenso y dulzón aroma.
Compensa la glicinia la escasa ración de polen y la escasez de néctar con la inmensa cantidad de flores que despliega cuando aún no le han brotado las hojas. Toda la planta es una montaña de racimos verticales de flores. Esa liberalidad ayuda a las reinas de abejorro a salir de su letargo, a reponer fuerzas para acondicionar sus celdas y alimentar a su primera puesta de obreras, que les ayudarán como resignadas y cumplidoras hermanas mayores a sacar adelante a las siguientes puestas de muy numerosas hermanitas y no tantos hermanitos.
También acuden, con más calma, abejas obreras. Ellas sí sobreviven al invierno porque gracias a su organización cooperativa utópico progresista disfrutan de mejores condiciones de invernada con casa cuartel y reserva asegurada de alimento. Además han aprovechado algunas tardes soleadas de febrero para desentumecerse y salir de la colmena a la descubierta. Aventura imposible para quienes no disponen de reservas.
Las abejas reinas sólo se afanan en poner huevos y aunque tienen aguijón y pican, para eliminar aspirantes al trono, no mueren en el intento.
Producen una sustancia que evita la desprogramación de sus súbditos y se difunde por toda la colmena creando una atmósfera aparente de agradecida sumisión, y complacencia personal. (Denominada Reginal, del grupo de las liderinas, sustancias que segregan o excretan los políticos y los poderosos)
Construyen las abejas con tecnología propia original, a base de un material innovador, aislante, impermeable, termoplástico y reciclable, la cera.
Edifican utilizando un módulo hexagonal, que presenta ventajas evidentes en cuanto a optimización de recursos y aprovechamiento del espacio disponible. Crean estructuras ligeras y eficaces, resistentes y estancas, extremadamente útiles, duraderas y reparables. Modelo precursor de ingenios aero-espaciales.
Se comunican entre sí, intercambian información acerca del medio que les rodea y se autogestionan y toman decisiones colectivas.
Mantienen una conciencia de grupo diferenciado del cual se reconocen miembros, en un ámbito territorial delimitado.
Realizan sistemáticamente una actividad industrial, productiva, recolectora y trasformadora, generando un patrimonio común, energético y alimenticio, que mantienen y defienden para utilizarlo en épocas de necesidad.
Las hembras obreras consagran su ajetreada vida a trabajar de sol a sol por el bien de la cooperativa, practican la división del trabajo realizando tareas especializadas y diferenciadas: vigilan, cuidan, limpian, ventilan, recolectan, elaboran... Hasta dan la vida para defender a la comunidad. Pican sabiendo que les va la vida en ello. No tienen pareja, no tienen hijos. Son disciplinadas, minuciosas y metódicas, obstinadas y pertinaces. Como casi todos los que se afanan demasiado son de vida corta.
Los machos, zánganos, no dan un palo al agua. Viven de hotel a pensión completa. Sólo uno se apareará con la reina, habiendo contribuido por sorteo a la variación genética del grupo, luego, todos morirán sin pena ni gloria.
La abeja reina especialmente nutrida, se apareará en vuelo con un zángano y pondrá cientos de miles de huevos.
La asamblea de las obreras gobierna la casa. Ellas recogen
elaboran, guardan y custodian el botín, la miel, cuidan de los infantes y en
reunión asamblearia deciden cuando la colmena precisa de una nueva reina, para
desbancar a la vieja o para regir una nueva colonia escindida y votan cuando y
a donde se trasladará y cómo se dividirá la colmena.
Continuará....
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